Yo no sé que tendrán esas noches junto al fogón. Un latir, un cantar, retumba en mi corazón.
Yo no soy buen cantor, apenitas puedo entonar. Pero sí la ocasión no pierdo de guitarrear.
Los Quebrachales bañaditos de luna están. De un querer, así estoy, no tengo por qué envidiar.
Al caer la oración, cuando el sol ya comienza a entrar, yo me voy al fogón con mi changuita a matear.
Siempre voy a Mallín a la fiesta del carnaval y al volver desde allí silbando suelo llegar.